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Te Luciste Maya

Margarita Álvarez Chamorro

Maya, te luciste, ¡qué cara!


Bandida, en cada foto una expresión perfecta,

ya sea tierna y discreta, o una gran sonrisa,

auténtica y contagiosa.


Y te luciste con esos ojos,

¡qué espíritu tan bello podíamos ver expresado en ellos!


Wow, te luciste.

Te luciste en cómo nos quedabas viendo,

como si tuvieras el poder de conectar

con lo más bello de nuestro ser,

para que nosotros también pudiéramos sentir

ese espíritu puro y sagrado.

Bendecidos en cada mirada,

para que nosotros nos luciéramos también.


Maya, te luciste.

Narradora impecable de historias,

personajes y sucesos que nos hacían maravillar.

Cautivadora por excelencia.

Yo solo quería saber más y más.

Maya, ¡contame más!


Y no había fin a las historias,

ya que cada visita podía contar

con narraciones de muchas generaciones atrás.

Te recordabas de cada sentimiento,

detalle y emoción.


Maya, te luciste.


Y esto no lo viví,

pero puedo deducirlo al ver a tus hijos

y cómo los criaste.

Los valores, el respeto y el amor.


Te luciste, porque ellos han sabido

transmitir y continuar esa fortaleza familiar,

que es tejida día a día,

construyendo un mapa de puntos,

uniones y enramados

que es imposible de deshacer.


Maya, te luciste con:

Gustavo, Margarita, Carmen, Lucia, Christian, Rafael, Maria José, Hector, Katya, Álvaro y Rodrigo.

Con todos tus nietos y bisnietos,

y todas las generaciones que continuan.


Te luciste, Maya.

Emprendedora aún antes de que la palabra existiera,

negociante y productora eficaz y eficiente.

Sos poder y persistencia,

ingenio y creatividad,

una líder y artista poderosa.


Sí, Maya, te luciste ese minardí,

que ya casi hacías con los ojos cerrados.

¡qué fineza y delicadeza!

Qué diseño tan clásico y elegante,

como tu belleza, Maya. Como tu belleza.


Maya linda, te luciste

con esa cucharita de ángel.

En secreto dejabas caer esa cuchara

de suspiro angelical,

y nos dejabas probar el cielo en cada bocado.

Gracias, Maya,

por consentirnos con el placer

de la comida, una experiencia que amarraba todos los sentidos.


Maya, te luciste

con una mente filosa,

un corazón abierto

y un espíritu creador.


Una combinación explosiva y contagiosa.

Sos la diosa que nos inspira

creación, presencia y belleza

en cada momento,

cada mirada,

cada abrazo

y beso de amor.


Con gratitud y eterno amor


Verona



 
 
 

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